lunes, 5 de abril de 2010

Yo digo


Existe un problema cuando nos dejamos atropellar por ondas y tendencias que nisiquiera comprendemos realmente, de forma hasta masoquista podemos llegar a ser parte de algo muy prematuro para nuestro entendimiento, o modificar nuestras acciones encaminadas en tal dirección, tan sólo porque el resto se ha montado en esa ola... Hablo de la expresión pública online.

No fue hace mucho cuando no había donde colgar fotos para compartir, o barras vacías con cursores en espera de algún status, no hace mucho en vez de mensajes personales en algún programa de mensajería o 140 caracteres, apenas una florecita nos identificaba con números y nos comunicabamos por alli (si.. extraño esos sonidos). Hoy... bueno, no es así y existen infinitos espacios con diversas facilidades o modos de extraer nuestras palabras, hacia un universo más grande de lo que creemos.

Debe, insisto, Debe existir una línea entre lo que expresamos, publicamos, lanzamos, decimos, y lo que puede vendernos hacia ideas mal formadas de lo que realmente somos. Porque la verdad, y viniendo de una persona que se esconde detrás un alter ego para expresar Mucho más, estoy segura de que puede haber una regulación, siempre y cuando entendamos la razón por la cual decimos lo que decimos, y asumamos el hecho de que esas palabras que colgamos para que otros lean, nos definen con mayor poder del esperado.

Contexto, contexto... No se puede controlar la percepción de otras personas hacia lo que decimos y publicamos, porque simplemente no funciona así y en ese hecho, recae la maravilla de la diversidad de opinión, siempre y cuando sea una diversidad que me haga interesarme en más pensamientos de alguna persona, a diferencia de saturarme de su falta de foco en lo que quizás no debería publicar. Siempre siendo cortéz y dejando pasar a la subjetividad que sonríe al recordarnos que siempre cedemos, siempre nuestras ideas manipulan lo que nuestros sentidos perciben, y eso esta bien también... ¿para qué evitarlo?

Lo que si quiero enlazar con cierto sentido propio y particular, es el hecho de que (once again) eso que decimos y expresamos nos define, y aún cuando the media nos ataca con tantas herramientas para publicar nuestros pensamientos, no significa que debamos publicarlos todos. Esconderse detrás la trillada frase "sólo me expreso, no me importa a quien le guste o no" nos minimiza de forma inadecuada. Existe un grado de responsabilidad en nuestras palabras, siempre, a todo momento, sin importar la profesión que tengas o tu lugar en el planeta.

No es twittear sólo por hacerlo o decir absolutamente todo por ese medio, no se trata de generar controversia en un status de facebook cuando las razones son tan vacías, y mucho menos de defender esa necesidad de conexión con posibles imprudencias que (repito) define quienes somos. Mal uso del término libertad de expresión, y mal uso de las herramientas que ofrece la web parece ser tan común, más que el tan famoso "sentido común" (que de común tiene poco); que exista tanta transparencia online no equivale a desnudar tu mente con información que, en un principio y hasta el final, sigue perteneciendo a un limitado espacio.. para ponerlo en palabras sencillas, eso que todos llaman privacidad, que si me preguntan a mi, le están quitando la inocencia demasiado rápido.

Mi posición más cruda para concluir: por un lado aprender a drenar a través de la expresión le hace bien a muchos, y lo apoyo, pero siempre recordando la responsabilidad en lo que se dice, recordando que una vez nuestros pensamientos se convierten en palabras (¡que pueden ser archivadas!), escapan de nuestro poder y pueden rodar por el mundo entero. Y finalmente como esta maestra le dice a los niños: no todo debe compartirse, algunos pensamientos pertenecen sólo a nosotros.