domingo, 26 de mayo de 2013

Esto pasó cuando leí un artículo que decía "...el TDAH es una enfermedad ficticia"


Esta mañana me encontré con un artículo con un título bastante escandaloso, que ya había sido compartido 4 veces en facebook, así que decidí leerlo y luego tuve que opinar. El enlace al artículo es este:

http://www.bebesymas.com/salud-infantil/el-psiquiatra-que-descubrio-el-tdah-confeso-antes-de-morir-que-es-una-enfermedad-ficticia



A ver, esta más que claro que mi opinión al respecto será desde el punto de vista educativo. Dicho eso, ciertas cosas sobre este artículo:

1. Quien lo escribe es un enfermero pediátrico, mas no un neurólogo pediatra.

2. Por experiencia con personas cercanas a mi vida, sé que Si existen desbalances químicos en el cerebro que afectan la conducta.

3. Los asuntos de la conducta del niño han ganado una fama mal fundamentada; por un lado estoy totalmente de acuerdo con que parece ser más fácil diagnosticar cualquier irregularidad, pero también considero que la necesidad de evaluar estas situaciones es fundamental.

4. “no es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma” entonces que? que cada quien haga lo que le de la gana? Acaso el respetar un sistema es tan desquiciado y atroz?

5. "quizás los niños que se rebelan ante el intento de domesticarles, aquellos que no soportan estar sentados escuchando cosas que no les interesan" quisiera saber qué situación toma como ejemplo para decir esto de "domesticar", o mejor, verlo interactuar con sus hijos y cómo éstos responden ante su presunto modelo de crianza con libertad.

6. "...aquellos que preferirían poder decidir qué hacer en sus vidas en todo momento" el criterio de selección de un niño nace puro y se amolda a perspectivas de adultos, si el adulto que lo cría sabe como guiarle, su criterio de selección seguirá siendo puro pero adaptado a nueva información que el adulto (por adulto) le facilita, ejemplo: valores y sentido de responsabilidad.

7. Finalmente, creo que el asunto de medicar o no medicar se ha criminalizado demasiado. Probablemente la novela que describe este autor sobre la industria farmacéutica sea cierta, pero no debe descartarse que los medicamentos recetados a un paciente propiamente diagnosticado, de cierta forma ayude. Porque pareciera que aislaran las enfermedades mentales en otra categoría, cuando es parte de la anatomía como tal. O será que él no toma advil cuando le duele la cabeza?


No lo sé, estudié para ser educadora y luego gerente, desconozco la profundidad de las ciencias del cuerpo humano y su psyche. Un neurólogo seguramente daría una mejor perspectiva al respecto, pero por artículos como estos y la facilidad de compartir todo en internet, es que tenemos el caos informativo que nos acorrala hoy en día. Cuando lo más mínimo nos interesa, lo hacemos rodar por todos lados y en muchas ocasiones ayudamos a agrandar temas que no merecen tal aceptación.

Esto de crear filtros es tan necesario, caramba.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Niños, educación, y futuro: Tanto Ruido


Puedo decir que entré al campo de la educación hace unos 10 años cuando comencé a estudiar la carrera; desde entonces he estado escuchando teorías, paradigmas, experiencias, preocupaciones, ideas, opiniones, críticas y muchas otras cosas que mantienen un debate bastante entretenido sobre muchos asuntos en relación a cómo debe aprender un niño.


El ruido que hubo hace 10 años jamás podría compararlo con el ruido que he venido escuchando hace unos 6, ruido que viene no tanto de experiencias sino de cambios grandes que han llegado sin advertencia y han retumbado en los cimientos más firmes de la educación, haciéndome reformular muchas creencias que he estado construyendo desde mis primeros años como educadora.

Sin embargo, este ruido no ha sonado tan fuerte en Venezuela, porque por alguna razón, la educación en este país parece mantener puestos unos audífonos con una melodía constante, que no le permite escuchar lo que hace temblar la educación a su alrededor. La barrera del idioma es significativa y cuando este ruido es tan nuevo, tan informal, y tan exclusivo de ciertos círculos quienes no logran conectar, se pierden de todo lo que éste trae consigo.

Por suerte, yo he contectado con mucho de éste ruido y ha resonado fuertemente en mi, haciéndome redefinir muchas de las cosas que hacía de cierta forma, y agregando elementos a mis prácticas. Tal ruido trae consigo lo que es la tecnología, su uso y desuso, la urgencia de instrucción individualizada, personalización, ruptura de esquemas establecidos en relación a tareas y otras rutinas escolares, el cambio radical que viene en relación a la evaluación, los sistemas de notas, exámenes y trabajos escritos, la creatividad, la conexión vs. construcción del conocimiento, la importancia de enseñar más habilidades de diseminación que contenido en sí, la individualidad del estudiante, la toma de decisión como base fundamental para la práctica pedagógica, y muchas otras cosas que siguen llegando a diario.

El ruido no cesa, y en ocasiones es más fuerte y retumba con mayor potencia, y siento que por mucho que yo me contecte y me enganche en esta onda de avance constante, el sistema educativo de mi país sufre y sufrirá por no escuchar, por mantenerse adormecido escuchando esa melodía que caducó hace rato.

Éste ruido asusta muchas veces, pero es un susto que empuja a querer entender y asumir lo que trae consigo para poder escuchar y entender más. Más grande es el miedo de acostumbrarme a una melodía consistente a través de los años, y despertar un día, quitarme los audífonos y darme cuenta que quedé atrás en la carrera que comenzó hace años en mi área de trabajo. Más que un ruido eléctrico, nuevo, y rebelde, me asusta ver mis prácticas y técnicas vencidas en un closet viejo por no haber escuchado cuando debí; siendo los únicos afectados los estudiantes que pasan por mi salón.

Por esta razón, trataré de pasar tan maravilloso ruido a otros educadores y padres venezolanos, para que se quiten igualmente los audífonos y comiencen a disfrutar conmigo el futuro de la educación que tiene ya rato sonando con fuerza.