Estoy a favor de niños, adolescentes y jóvenes que exploten sus habilidades, que sepan que tienen miles de opciones para conectar, aprender, crear y producir conocimientos; que sepan que tienen todo el derecho a la información bien buscada, y que son sus esfuerzos y esa estructura que desarrollan, lo que los llevarán lejos. En eso creo, ese es mi credo como docente y en ello trabajo.
Estoy en contra del facilismo y de la mala funcionabilidad que se le da a los recursos, estoy en contra de los extremos con respecto a comportamientos que se salen de los límites; el respeto no ha cambiado, los buenos modales y las formas de pedir o decir las cosas no evolucionan, son valores que deben seguir en boga y en constante formación. Estoy en contra de padres y docentes que parecieran temerle a esta nueva generación de seres pequeños y tan pensantes.
Lo que en mi opinión ha cambiado y/o evolucionado es el acceso que tienen a la información, y lo vulnerables que están ante la misma, sin nada o nadie que les ayude a canalizar eso que leen, ven, escuchan, tocan y entienden. Porque insisto, no todo deben saberlo, no todo deben conocerlo y existen tiempos para saber ciertas cosas, así como para valorizar sus mentes.
Es por ello que no estoy de acuerdo con este mensaje de hijo a madre, porque pareciera representar esa conciencia de autoeducación: "mama seré pequeño, pero yo decido". Como de cierta forma manipulando ese miedo que tienen los padres que creen (y no logro entender por que) no poder manejar dichas habilidades de "nueva inteligencia"; no son más o menos inteligentes, sólo es que ahora saben más que antes.
Les dejo algo de música que asocio con este post, para un relajado domingo día del padre.