Criando Con Lástima

El título de esta entrada son palabras exactas de mi madre, quien tiene un criterio de crianza extremadamente sólido y definido. Si alguien me pregunta la razón, tendría que decir que viene de su personalidad y carácter, porque aún cuando fue mamá por partida casi doble a temprana edad, no tuvo fallos en lo que fue nuestra educación.

Sin dejarnos llevar por tendencias, opiniones de psicólogos, psicopedagogos, etc… Hablaré desde lo que he podido conocer como maestra por ya 6 años. Madres que trabajan, y que no, unas despistadas, otras muy exigentes, madres despreocupadas, otras muy dramáticas, un sinfín de variantes que se reflejan en actitudes que yo veo en los niños, y cuando conozco adultos con ciertos detalles, puedo determinar que tipo de madre pudo tener.

El caso específico que aquí describo, es aquel en el cual las madres parecen haber tenido hijos a partir del sufrimiento previo a lo que representará el crecimiento del chamo. Les da lástima quitarles el chupón cuando es momento, les da “cosa” presionarlos un poco cuando necesitan el empujoncito, cuando comienza la escuela, les da lástima dejarlos en el colegio llorando y se quedan horas metidas en los salones, les da lástima regañarlos, sufren con los time-out, entre otras características. Ya a medida que van creciendo, les da lástima que hagan largas tareas por si mismos, o que no puedan hacerlas viendo TV como tanto les gusta; les da lástima que estudien tanto para ciertos exámenes, sufren cuando los ven frustrados con una actividad que debe realizar.

Dicha lástima, hace que las madres que tanto sufren hagan cosas que a la larga, terminarán dañando el carácter y estructura que podría tener su hijo o hija. Los adultos somos exactamente eso que creamos a partir de esfuerzos, reflexiones y experiencias tanto positivas como negativas, a través de las cuales una madre que cría sin lástima, puede mediar con su hijo(a) para que logren vivirlas por si mismos, sin tener que hacerlo por ellos.

Estas madres que crían con lástima, piensan que su amor y protección será suficiente para que crezcan felices, que las herramientas sociales y de estructura, aceptación y ajuste a frustraciones vendrán (no se) por arte de magia. Son madres que, estoy segura, no saben que hacen más daño que bien a sus hijos(as), madres que desconocen que existen puntos intermedios entre la disciplina y el amor, que no es imposible combinar ambos y que, si me preguntan a mi o a mi mamá, les diremos que esa disciplina representa amor más que cualquier abrazo.

Los niños y niñas necesitan herramientas de control, conocimiento, disertación, buena toma de decisiones, investigación, criterio propio, análisis, aceptación, ajuste a cambios, empatía y sobre todo la capacidad de adaptarse a cualquier ambiente que los reciba. Todo esto bien puede darse en la escuela, pero son las madres quienes pueden tener (si lo desean) la participación más significativa en ello.

Siempre hay alguien a quien acudir, donde buscar la guía para criar de manera adecuada y proveerle a sus chamos de todas esas oportunidades de vida que los harán grandes seres humanos. Yo siempre recordaré a mi madre por ello, y aún cuando fallo en muchas cosas, soy la estudiante que soy por ella, soy la profesional que soy por ella y se que seré mucho más por ella misma. Gracias madre por criarme sin lástima.